Erigida sobre un monte rocoso en el Parque Natural de Los Alcornocales, con una magnífica fortaleza que domina toda la Bahía y el Peñón de Gibraltar, Castellar es un enclave único y uno de los pueblos blancos más bonitos del Campo de Gibraltar.
Al hablar de Castellar de la Frontera hay que distinguir entre el Castellar Viejo y el Nuevo, construido en 1971 a 8 kilómetros del antiguo. En Castellar Viejo se sitúa su fortaleza árabe (ss. XII-XV), en perfecto estado de conservación y que sirvió para la defensa del reino de Taifas. El Castillo de Castellar es uno de los escasos ejemplos de fortificación medieval habitado que aún se conserva. Destaca por su marcado carácter medieval, con su sinuoso trazado de calles empedradas y casitas encaladas.
Desde lo alto se puede contemplar el embalse del Guadarranque, y en los días soleados Gibraltar y el estrecho.
Aquí se ubica la Iglesia del Divino Salvador y, adosado a ella existe un pasadizo llamado algorfa que la une con el Alcázar. Otra construcción de origen musulmán es la Torre de la Almoraima, ubicada sobre una colina. Servía además de torre almenara como medio de transmisión de noticias.
Otro gran atractivo de la localidad es su gastronomía, siempre emparejada a las carnes de caza, especialmente al venado, así como al conejo y la perdiz. Cortada en pernil, en chuletas, filetes o lomo, la carne de venado es tierna y para ablandarla se suele adobar con vino e hierbas aromáticas en calderetas. El restaurante La Finca encontrarás elegancia, tradición y sobre todo, sabor.
Castellar de la Frontera es un pueblo ideal para pasar unos días descubriendo su historia, admirando su exuberante entorno y por supuesto, practicando actividades al aire libre.